Cuando Charles Darwin llegó a la península en 1839, fue sorprendido por la fauna exótica y prolífica que había evolucionado allí.
Hoy, guanacos, primos de los camellos deambulan por el desierto. Criaturas como el ñandú, un ave grande similar a un avestruz, y la mara, que se asemeja a una mezcla entre un conejo y una rata, se pueden encontrar. En la orilla, elefantes marinos gigantes y leones marinos disfrutan de la playa. En el agua misma, excepcionalmente rico en nutrientes, los delfines y las ballenas vienen pocos meses del año en las profundas bahías de la península para reproducirse.